Amado Señor Jesús, en este momento elevo mi corazón hacia ti con gratitud y esperanza en tu obra redentora. Reconozco que tú eres la resurrección y la vida, y que en ti encuentro la promesa de vida eterna. Gracias por ofrecerme la oportunidad de tener una relación contigo y de experimentar la vida transformada que proviene de tu gracia.
En medio de los desafíos y las dificultades de esta vida, me afianzo en la esperanza que tú has brindado. Ayúdame a recordar que mi existencia no se limita a este mundo terrenal, sino que hay una esperanza más allá de la muerte, una esperanza de estar en tu presencia por toda la eternidad.
Señor, te pido que fortalezcas mi fe y mi confianza en tu poder sobre la muerte. Que tu Espíritu Santo me llene de la seguridad de que, aunque este cuerpo terrenal perecedero pueda morir, mi espíritu vivirá eternamente en comunión contigo.
Gracias, Jesús, por tu sacrificio en la cruz y por tu victoria sobre la muerte. Permíteme vivir cada día con la perspectiva de la eternidad, sabiendo que mi vida tiene un propósito eterno en tu reino. Ayúdame a compartir esta esperanza con otros, para que también puedan experimentar la vida abundante que ofreces.
En tu nombre, Señor Jesús, deposito mi confianza y mi esperanza. Que mi vida sea un testimonio vivo de tu resurrección y de tu amor eterno.
En el nombre poderoso de Jesús, Amén.