Amado Padre celestial, hoy me postro ante ti con humildad y gratitud en mi corazón. Reconozco que tú eres el proveedor de todas mis necesidades. Me afianzo en tu promesa de que suplirás todo lo que requiero, según las riquezas gloriosas que tienes en Cristo Jesús.
Señor, en este momento te presento mis necesidades y preocupaciones. Confío en que tú conoces cada detalle de mi vida y que estás atento a mis peticiones. Ayúdame a depender de ti y a confiar en tu fidelidad, aún cuando las circunstancias parezcan desalentadoras.
Te pido, Dios amoroso, que me des la sabiduría para administrar sabiamente los recursos que me has dado. Enséñame a vivir con gratitud y generosidad, reconociendo que todo lo que poseo proviene de tu mano generosa.
En momentos de escasez o incertidumbre financiera, permíteme mantener mi fe en ti. Ayúdame a recordar que tú eres el Dios que multiplica lo poco y convierte la falta en abundancia. Que mi confianza no esté puesta en las riquezas materiales, sino en tu provisión constante.
Gracias, Señor, porque sé que en ti encuentro refugio y seguridad. Que mi corazón se regocije en tu bondad y en la certeza de que suplirás todo lo que necesito. Ayúdame a vivir con gratitud y a compartir generosamente con aquellos que también tienen necesidades.
En el nombre poderoso de Jesús, Amén.